domingo, 29 de abril de 2012

Capítulo 31. Amor, ¿imposible amor?

Ilustración de Sandra García

Sentada en el suelo del laboratorio, los dos miraban a Paula expectantes. No terminaban de comprender lo que acababa de decir, pero sabían que tenía razón. Debían recomponer el tiempo, reparar la grieta por la que ya se habían filtrado demasiados errores.
—¿Y qué sugieres? —preguntó Víctor Tim.
Paula guardaba silencio, absorta en sus pensamientos. Su mente volaba tan solo unos momentos atrás. Aún notaba las manos de Sebastián recorriendo su cuerpo, la cálida humedad de su boca, su olor, su calor derramándose dentro de ella… De repente, su mirada se cruzó con la de Sebastián y ambos comprendieron.
—Paula, ¿me oyes? —insistía Víctor Tim.
—¿Eh?... Sí —contestó mientras trataba de recomponerse—. Yo digo que llevamos ya demasiado tiempo corriendo como ratones asustados. Propongo que vayamos tras los hombres calvos.
—¡Ah!, ¿sí? ¿Y sabes dónde están?
—Yo sí —interrumpió Sebastián—. Bueno, sé dónde estuvieron hace muy poco. En el teatro me pareció verlos entre el público.
—Ahora que mencionas el teatro —dijo Víctor—, recuerdo oír mucho alboroto cuando terminó la función. Una mujer llamaba histérica a un niño y decía algo del escenario.
—¡Claro! —contestó Paula excitada—. Melquíades debía haberlo elegido para hacer su número. No creo que contase con nuestra aparición. Y la muestra es que se olvidó del chiquillo.
—¿Ernesto? ¿Enrique?... ¡Emilio! Sí, gritaba Emilio.
—Es probable que perdiésemos el libro al aparecer dentro del armario. Y si ese niño estaba allí, pudo cogerlo él —sugirió Paula.
—No perdamos tiempo, vayamos al teatro —dijo Sebastián.
Pero Paula aún continuaba sentada, atando cabos.
—No es posible, pero… Sí, todo concuerda. Nada es casual. Estoy segura.
—Paula, por Dios, ¿de qué estás hablando ahora? —preguntó Sebastián.
—Tu viejo profesor de la facultad, ¿cómo se llama?
—No veo qué… Espera: Emilio, se llama Emilio.
—Emilio es tu antiguo profesor, que está casado con Carmen, mi vecina, quien me ha cuidado como si fuese de su familia… Y que siempre ha tratado de mantenerme apartada de su marido… ¿No lo ves? ¡Ese hombre es el niño de ahora!
—Vamos, en cualquier caso no hacemos nada aquí —dijo Víctor Tim.
Sebastián le tendió la mano para que se incorporase. Se miraron un instante eterno. Tenían tantas cosas que decirse… Al fin se separaron y Paula se encaminó hacia la puerta rápidamente. Justo a tiempo de darle la espalda para que no viera cómo acariciaba su vientre, aún liso, mientras las lágrimas bailaban en sus ojos.


8 comentarios:

Rubén dijo...

Está embarazada! Ya lleva a Carmen en su vientre, pero entonces ¿no es hijo de Sebastián? Menudo revuelo, aunque no avanzamos mucho en la historia, ya han descubierto quién es el culpable del robo.
Felicidades Sara, te quedó genial el texto.
Y Sandra García, bien podríamos ser primos, veo unas letras ocultas entre las texturas del dibujo, y esa orla tan artdecó... voy corriendo a tu blog para ver más. Me ha encantado ese rostro de Emilio con el libro y la profundidad detrás del telón, con una sombra.... genial

joseluis dijo...

Sandra NY noas has metido en una historia que nos lleva cuestionarnos de nuevo los orígenes mismos. La caricia del vientre es el guiño al presente que viaja en un coche patrulla. Los diálogos fluyen muy naturales.

La ilustración de Sara tiene algo como un mensaje, con letras rusas (¿?). Me ha gustado mucho el guiño de esa mano que abre el telón y las mancha de líquido, que da sabor a viejo a la ilustración... ¿Qué documenta?

Felicidades a ambas Saras por tan muy buen trabajo :-)

Gabriel Bevilaqua dijo...

Como apunta José, el diálogo fluye muy natural. Un texto muy bueno, Sara, en el cual comienzan los protagonistas a atar cabos y se plantan para el “contraataque”.

Sandra, tu ilustración me ha gustado mucho y la sumo al grupo de mis preferidas. El detalle de Emilio entre el público que destaca al ser el único de perfil, dándole así protagonismo dentro de la escena, me ha parecido muy bueno.

Felicitaciones más que merecidas para ambas.

Elysa dijo...

Sara, muy bien esos diálogos y aportando para rematar e ir cerrando cabos.Además de que es muy visual.

Sandra excelente ilustración, ese Emilio ahí entre el público y la mano que sujeta la cortina crean una atmosfera intrigante.

Besitos

Patricia K. Olivera dijo...

Genial Sara, entonces Sebastían y Paula son los padres de Carmen!!??
Un solo instante de amor desató todo lo que vino antes y después...genial!!

Mis felicitaciones a ambos, texto e ilustración: geniales!!

Un abrazo

Pato

Rosa dijo...

Enhorabuena Sandra y Sara!!!
Ya conocemos al padre de Carmen jejeje...Pequeños detalles que nos hacen disfrutar.

Besos desde el aire

Sara Lew dijo...

Felicidades por el estupendo capítulo que habéis creado, Sandra y Sara.

Abrazos.

NiñoCactus dijo...

Esto de saber cosas que en realidad no se sabían, y que a saber si luego no se dan la vuelta, me trae loco.
Muy bien escrito y con un final precioso. Se merece más comentarios, jeje.
Y la ilustración me requetechifló. Enhorabuena, Sandra.
Besos de bucata