Ilustración de Jessica Piqueras |
Del diminuto ropero situado en el extremo del escenario, salieron los tres personajes bailando: un caballero abrazado a su pareja y, a la zaga, otro señor de caprichoso pelo blanco que balanceaba su cuerpo a ritmo de vals entre volutas de humo azul. El joven Melquíades, vestido de otomano, alzó los brazos a modo de reverencia, señaló a los recién aparecidos y les brindó la ovación de las gradas. El público estalló en aplausos haciendo temblar las columnas del Teatro Viejo.
La actuación de aquella noche sería recordada entre las mejores del teatro vallisoletano. Aunque la especialidad del adivino era la bola de cristal, la explosión de humo azul cautivó al público.
Nadie se explicaba cómo el Gran Melquíades logró transformar a aquel niño de cara risueña, que minutos antes había entrado en el claustrofóbico armario, en tres personas de pinta tan extraña.
La orquesta terminó la velada mientras el telón ocultaba la asombrosa escena.
Nadie se explicaba cómo el Gran Melquíades logró transformar a aquel niño de cara risueña, que minutos antes había entrado en el claustrofóbico armario, en tres personas de pinta tan extraña.
La orquesta terminó la velada mientras el telón ocultaba la asombrosa escena.
Una vez fuera de la vista del público, Paula, Sebastián y el profesor reconocieron de inmediato la voz que los había guiado desde el libro.
—Como ya dijo Whitman: «Coged las rosas mientras podáis». —El misterioso anciano, que no hace mucho les salvó la vida, apenas tenía la mayoría de edad—. Seguidme, os explicaré de qué va todo este asunto.
***
El cuarteto desapareció entre bastidores dejando el escenario vacío… Vacío excepto por el pintoresco ropero que permanecía entre las sombras. Su puerta se abrió lentamente al sobrevenir el silencio de los aplausos. De su interior, como un ratoncillo asustado, se asomó el niño. «¿Formará esto parte del truco?», pensó.
Todo el mundo había desaparecido. Miró a un lado, luego a otro y, movido por la curiosidad, decidió seguir las siluetas que se alejaban de allí. Los acechó entre las cajas del polvoriento almacén, sin saber que estaba a punto de escuchar algo que cambiaría su destino:
—Bueno, bueno, bueno… Como ya os comenté en el futuro —resumió el mago—, ahora sois los nuevos guardianes del tiempo. Mi turno ha acabado y el Diablo está moviendo sus peones. Sí, no me miréis así. El Diablo existe y no tiene un pelo de tonto…
***
Mientras tanto, en las oficinas del Teatro Viejo, una madre montaba otro espectáculo:
—¡Devuélvame a mi hijo! Sé que lo ha raptado ese pedófligo que se hace llamar artista, tengo testigos. Dos tipos de cabeza oronda y calva inmaculada asintieron a sus espaldas.
—Tranquilícese, señora. Deje de apuntarme con ese paraguas…
20 comentarios:
Felicidades para Rubén y Jessica por este capítulo tan bonito en el que han trabajado. Me ha gustado la magia de volver al teatro de Melquíades y ese niño agazapado tras las sombras del misterio.
Un abrazo para los dos
El capítulo de hoy es magnífico y encaja a la perfección en la trama. Ya sabemos la razón de que esté Emilio en el ajo. La escena de la función en el teatro está muy bien ambientada, como si estuvieramos allí. Y para terminar, esos hombres calvos, siguiendoles la pista a través de los saltos en el tiempo. Sencilla la ilustración de Jessica pero muy efectiva. La sobra que se adivina lo dice todo. Enhorabuena a los dos. Otro magnífico capítulo. Un abrazo a todos.
Rubén: Eres grande, Maestro, me ha encantado.
Jéssica: Una ilustración muy bonita.
Mi enhorabuena a los dos y un fuerte abrazo,
Fantástico capítulo, Rubén. Sumamente interesante y aporta mucho a la historia.
La ilustración me encanta. Esa caja de cartón pintada sobre cartón, la sombra inmensa del mago y la cara tan expresiva y adorable del niño...
Enhorabuena a ambos artistas.
Me gusta el toque de humor final. Y una vuelta de tuerca más al argumento.
Ay Rubén, ¡qué bonito!
Y ese Emilio niño, tan lindo en la ilustración (preciosa) ¿es el que acabará cayéndonos tan mal? ¡Jo!
Lo único que me pregunto es cómo vamos a desenredar todo esto... ¡suerte a los siguientes y enhorabuena a los actuales! ;-)
Muacs
Extraordinario, Rubén
Ha sido un placer leer este capítulo de imaginacón desbordante: gran a aporte el que aquí has hecho.
Me quito el sombrero!!!!
Jessica, tu imagen con ese Melquíades en sombras y el niño en primer plano, no podría ser más sugerente ni más acertada.
Par de abrazos admirados
Je, je, je...
Jessi, me encana el dibujo ;)
...encanta, quería decir: encanta.
¿¿¿El Diablo existe??? Imagino que también Dios tendrá sus peones.
Por lo demás, un excelente capítulo de magia y color, ilustración tras bambalinas... ¿Qué habrá pensado Emilio la primera vez que vio a Paula en el futuro? ¿Cómo saben los calvos dónde estar antes de que lleguen los personajes?
Y muchas más incógnitas que se abren y nos guiñan el ojo, jejeje.
La ilustración tiene un toque hermético que me gusta y me vuelve cómplice del niño.
Felicidades :-)
Me ha gustado muchísimo toda la historia y como la terminas con esa pincelada de humor.
La ilustración me gusta por su dulzura.
Enhorabuena a los dos.
Besos desde el aire
Bien. A ver si no me he perdido:
Ahorita resulta que Emilio, que terminará casándose con Carmen, que a su vez es hija de Paula, ya conoció a su suegra cuando era pequeño, aquella remota noche en el teatro.
...joder!!!
¿Y la madre de Emilio... tendrá algo que ver con los calvos... o sólo pasaban por allí?
Jajajajajaja.... menuda panda de majaras estamos hechos!!!
Besos payasos a todastodos.
Genial, cuanta magía!!
Felicitaciones a ambos artistas de las letras y los colores!!
Se van abriendo más encrucijadas!!
Saludos!!
Me ha encantado la inesperada aparición de nuestros protagonistas en el anunciado espectáculo de 1947 del Gran Melquíades. Histrionismo y sorpresa a partes iguales con un cierre por todo lo alto. La ilustración es sugerente y me transporta a otro mundo. A un atractivo mundo plagado de aventuras y misterios por resolver.
Rubén, Jessica, habéis dejado el listón muy alto para los que venimos a continuación.
¡Enhorabuena!
Qué maravilla de capítulo, Rubén, enhorabuena. Fantástico y anudando hilos por todas partes. Cada día me da más miedo que me toque...
Y muy bonita la ilustración de Jessica, me recuerda a los dibujos de los años 20, los que ilustraban los cuentos de Elena Fortún.
Un gran aplauso para Rubén. Ha conseguido, como el Gran Melquíades, ilusionarme con la trama de este puzzle que quizás no debería terminar nunca. Rubén, creo que has zurcido muy bien este relato.
El dibujo de Jessica está muy conseguido, con esos colores sepia de la época.
Esto se pone cada vez más interesante. Un capítulo mágico como la palabra que lo titula. Otra vez me gusta mucho como los ilustradores, en este caso Jessica, saben captar el momento adecuado de la narración para ilustrarlo.
Felicitaciones para ambos.
Que lujazo ha sido ilustrar el texto de Rubén. Me parece muy difícil seguir la narración como hacéis cada semana, así sin un plan y sin saber lo que os puede tocar en el capítulo que os precede. Siempre con tan poco tiempo para tomar decisiones.
Me gusta mucho el giro que ha dado Rubén a la historia y como vais encajando entre todos las piezas.
Os agradezco mucho los comentarios, hice varias pruebas antes de encontrar ese momentito, me habría gustado haberme decidido antes para haberle dado un mejor acabado a la ilustración, os lo merecéis. Gracias.
Los pelos de punta: Menuda sorpresa lo del niño. ¡Emilio! Y me encantó la idea del truco de magia. Perfecta continuación, mezclando la ciencia ficción con la magia. Muy bueno, niño.
Y la ilutración muy bonita. El niño-ratoncito agazapado. Me lo quedo.
Saludos y sonrisas
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